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dc.contributor.advisorMuñoz Sánchez, Práxedes
dc.contributor.advisorGambetta-Tessini, Karla
dc.contributor.authorReyes Muñoz, Yafza Tamara
dc.date.accessioned2022-11-03T12:32:01Z
dc.date.available2022-11-03T12:32:01Z
dc.date.created2022
dc.date.issued2022
dc.date.submitted2022-09-29
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/10952/5512
dc.description.abstractLa inmigración en Chile no es un fenómeno reciente, al contrario, tiene una larga historia y está cruzada por distintas aristas en estos últimos quinientos años. Primero, con una importante inmigración de personas provenientes de España y África entre los siglos XV y XVIII a propósito del proceso de conquista, colonización y esclavitud; luego, una fuerte inmigración a finales del siglo XIX y principios del XX de personas peruanas, chinas y bolivianas a la zona norte del país en medio del contexto de auge salitrero y minero, y otras tantas yugoslavas, alemanas y polacas en la zona sur y austral de Chile tras el proceso de colonización y blanqueamiento del Wallmapu o territorio mapuche. También se destaca la migración interna desde los campos a las ciudades más importantes de la zona central del país en la primera mitad del siglo XX con el auge de los procesos de urbanización, y una gran emigración forzada por el exilio político en la década de los ’70 del siglo recién pasado, con miles de chilenos y chilenas cruzando fronteras hacia diferentes países de Europa, así como a Argentina y Venezuela en América Latina, producto de la persecución política de la dictadura cívico militar acaecida entre 1973 y 1989. Sin embargo, el exponencial incremento de la migración Sur-Sur desde finales del siglo XX ha generado entre la ciudadanía local, rechazo. Esto debido a prejuicios sobre los/as ciudadanos latinos que buscaron en Chile un proyecto de mejor vida. Lo anterior puede ser explicado debido a una larga historia de imaginarios que se han construido en Chile sobre la “raza” y la nación; los que han cimentado la idea de un “prototipo” de migrante deseado, el que básicamente se refiere a un sujeto europeo, blanco, moderno. A este imaginario debe sumársele el clasismo y la aporofobia ligada a la migración latinoamericana, en tanto se trata de una migración de sujetos racializados, es decir con rasgos indígenas, amerindios, mestizos y afro, quienes además provienen de países empobrecidos y explotados, justamente a propósito del proceso de conquista y colonización. En ese contexto la inmigración afrolatina, y particularmente la afrocaribeña proveniente de Republica Dominicana y Haití, ha ido develando una cultura profundamente racista; cultura que se ha ido construyendo desde la colonia, entre los siglos XVI y XVII y que pareciera permanecer intacta hasta el día de hoy. Se trata de una historia que apela a construcción de un país blanco y europeizado a pesar de su origen amerindio, afrodescendiente y mestizo. Y justamente estos históricos prejuicios hacia las poblaciones negras se intersectan hoy, en los cuerpos de mujeres latinas afrodescendientes, particularmente dominicanas, colombianas y haitianas, dada su condición étnicoracial, de género, clase y país de origen; sumándose en el caso de las mujeres haitianas su diferencia idiomática, al ser hablantes nativas del creole y no del castellano. Respecto de estas últimas – las mujeres haitianas-, se ha venido dando un fenómeno particularmente preocupante sobre la criminalización de sus maternidades. Esto, respecto de sus prácticas de apego, crianza, lactancia y maternaje por no cumplir con los supuestos estándares “nacionales” e internacionales sobre la maternidad. Criminalización que ocurre, justamente, por prejuicios sexistas, raciales, de clase, nacionalidad y, por supuesto, idioma. En esta investigación abordo el fenómeno del racismo estructural contra mujeres haitianas – madres y gestantes-, desde la interseccionalidad, es decir, conectando el racismo estructural con el sexismo, el clasismo y la xenofobia, de tal modo de develar cómo operan dichas opresiones y violencias hacía las mujeres haitianas que residen en Chile, más allá de la discriminación racial. Se trata de un trabajo militante que surge desde el compromiso feminista y antirracista, de cara a la contribución en políticas públicas que aseguren la vida digna a todas las personas que habitan el territorio chileno, más aún de las mujeres racializadas, históricamente desplazadas y violentadas. El trabajo ha sido realizado entre los años 2018 y 2021 en la Región del Maule, zona central de Chile; y para poder dar cumplimiento a mis objetivos desarrollé diversas actividades y procedimientos para recolectar la información aquí expuesta, los que van desde múltiples y sistemáticas revisiones teóricas, al desarrollo de entrevistas, grupos de discusión y talleres grupales. También, y producto de la pandemia de covid-19 que hasta hace pocos meses mantenía fuertes restricciones de desplazamiento y reunión en el territorio chileno, transité desde una etnografía in situ a una virtual, participando en foros de páginas en línea de la comunidad haitiana residente en Chile. Por otra parte, he generado múltiples discusiones y aprendizajes sobre epistemologías feministas y decoloniales, las que, siendo críticas del proceso mismo de investigación, han supuesto desafíos relevantes en las formas en las cuales he ido recolectado la información aquí expuesta, pero principalmente en las formas en las cuales he ido construyendo las relaciones interpersonales con las mujeres haitianas que han participado del proceso mismo de la investigación. Los resultados dan cuenta de las experiencias sobre el embarazo y la maternidad de las mujeres haitianas residentes en Chile, así como de las diferentes dimensiones del racismo que éstas sufren, las que se intersectan con otras formas de violencia y opresión. En ese sentido, se señala, por ejemplo, que la maternidad en Haití está atravesada por prácticas comunitarias relevantes en las que intervienen la familia, la vecindad y las amistades de la mujer gestante, cuestión relevante al ser comparada con la realidad de la maternidad en Chile, la que suele ser más solitaria o bien acompañada sólo por las mujeres directas de mujeres embarazada. También se aprecia una mayor adherencia en Haití al parto fisiológico y a actividades tales como caminar, cantar, tenderse en el suelo, entre otras, para hacer frente a las contracciones y dolores propios del proceso del parto, cuestión criticada en el contexto ginecobstetra chileno, pues estos están altamente medicalizado y patologizados. Asimismo, se observa el fenómeno de la maternidad transnacional, y cómo la vivencia de ésta posiciona a las madres haitianas en espacios de culpabilización por parte de profesionales del área de la salud, quienes no comprenden otras formas de crianza que no sean las hegemónicamente establecidas, es decir “se debe vivir con los hijos/as siempre” y no criarles a distancia. A partir de este resultado, se pueden ver los cruces de las tres dimensiones del racismo estructural - que son analizadas en esta investigación (cultural, institucional e individual)- y que deben enfrentar las mujeres haitianas en Chile, así como sus imbricaciones con otros tipos de violencia y discriminación. Por ejemplo, se aprecia cómo funciona el racismo cultural en el trato que brindan profesionales que trabajan en el área de salud hacia mujeres haitianas, quienes son constantemente catalogadas como madres poco apegadas o descariñadas a propósito de juicios clasistas que se sustenta en el hecho de ser Haití el país más pobre de la región latinoamericana y del Caribe -vinculación que será abordada en esta investigación -; además de bruscas, exageradas e irresponsables por no cumplir con los estándares exigidos a las chilenas en los hospitales y servicios gineco-obstetras. Igualmente, se puede observar cómo han llegado incluso a ser denunciadas por vulneración de derechos hacia sus infantes por no amamantarles. Estas expresiones de violencia deben analizarse en cruce directo con el racismo, el clasismo, el sexismo y la xenofobia. También, es posible ver en los resultados el racismo institucional imperante en el estado chileno, en los ejemplos de las lamentables y absolutamente evitables muertes de Joane Florvil, Rebeka Pierre, Monise Joseph o Wislande Jean. Cabe mencionar, además, los casos de Daniella Pierre y Maribel Joseph quienes han denunciado el secuestro de sus hijas a manos de cuidadoras chilenas sin que las policías y la justicia hayan podido dar solución a estos delitos extremadamente graves. Finalmente, también es posible ver la expresión del racismo individual de la mano de los comentarios de personas chilenas sobre las mujeres haitianas, los que están cargados de juicios clasistas que reproducen la idea de que ellas no sienten afecto por sus hijos/as porque al ser Haití un país tan pobre, es obvio que estos fallecerán; además de insistir en catalogarlas como violentas o irresponsables sin existir sustento real para tales acusaciones. Las conclusiones apuntan, primero, a sistematizar los hallazgos obtenidos en la investigación en base a los objetivos descriptivos y analíticos. Luego se detienen en la importancia de incorporar en el proceso mismo de la investigación las emociones y el cuerpo. Y esto pasa, indefectiblemente, por tomar conciencia de las opresiones que sufren los sujetos-cuerpos que están involucrados en el proceso mismo de la investigación, así como de vivenciar la indignación que esto provoca en nuestras vidas y en las vidas de quienes sufren en carne propia estas violencias. Asimismo, reflexiono en las contradicciones, desafíos y dolores que implica investigar desde una posición política y militante y jamás desde la neutralidad. Y, desde ahí, hago referencia a las esperanzas de pensar que el trabajo realizado contribuirá a la formación de futuros/as profesionales de la salud, quienes incorporarán en sus prácticas profesionales los aprendizajes del enfoque de género y el antirracismo en el trato brindado a mujeres migrantes y racializadas. También cavilo sobre los aportes a la construcción del nuevo proyecto constituyente que vive Chile, de cara a la consolidación de una ciudadanía respetuosa de la vida y la dignidad de las personas afrodescendientes. Finalmente, invito a desafiarnos en investigaciones que aborden de manera integral las violencias sistemáticas que sufren las personas negras y que son las responsables de una nueva diáspora de ciudadanos haitianos/as mientras atraviesan peligros y esperanzas en sus rumbos por el continente americano hacia destinos inciertos.es
dc.language.isoeses
dc.rightsAttribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional*
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/*
dc.subjectMaternidades Negrases
dc.subjectRacismo Estructurales
dc.subjectMujeres Haitianases
dc.subjectInterseccionalidades
dc.subjectEpistemologías Feministases
dc.subjectMetodologías Decolonizadorases
dc.titleMaternidades Negras: La interseccionalidad como clave en el abordaje decolonial de la violencia estructural hacia las mujeres haitianas residentes en Chile.es
dc.typedoctoralThesises
dc.rights.accessRightsopenAccesses
dc.description.disciplineArte y Humanidadeses


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